martes, 4 de mayo de 2010

30 años sin el genio del suspense

El 29 de abril de 1980, el cine se quedó huérfano. El director inglés Alfred Hitchcock murió a los 80 años en California.

El cine debe mucho más a Hitchcock que un solo género. Todo giraba alrededor de unos ejes reconocibles: un falso culpable, una mujer rubia o un policía del que burlarse. La industria nunca dudó de su don para el entretenimiento. Rascaron en el entretenimiento y encontraron perversión. Descuartizaron el suspense y hallaron alta comedia y pulsión sexual. Y en la planificación de su cine escudriñaron las claves del cine moderno, porque Hitchcock manipuló a su público a nivel subliminal con una inocente cámara. Iluminó un vaso de leche desde dentro en "Sospecha", introdujo el plano secuencia con resultados deslumbrantes en "La soga" o convirtió la teatralidad en algo sumamente cinematográfico en "Náufragos". Incluso el formato ahora de moda, el 3D, funcionó para él en "Crimen perfecto".

Alfred Hitchcock había nacido en Londres en 1899 pero se nacionalizó estadounidense. Casado con Alma Reville, en ocasiones su guionista, aseguraba no tener relaciones sexuales desde que tuvo a su hija Patricia. Esa abstinencia sexual sublimada fue uno de los hilos más turbadores de su cine. "Vértigo" era en realidad una historia de necrofilia. "La ventana indiscreta", puro voyeurismo. "Encandenados" definía al villano interpretado por Claude Rains por su manifiesta inferioridad sexual. Y la homosexualidad paseaba por entre los rostros del monte Rushmore en "Con la muerte en los talones".



El mago del suspense no era un cineasta condescendiente con el débil. Disfrutaba mostrando la crueldad del instinto de supervivencia: el villano era más fascinante que el héroe, como en "Extraños en un tren". La madre devoraba psicológicamente al hijo, como en "Psicosis". Y la naturaleza imponía sus leyes a capricho, como en "Los pájaros". Entre ese sadismo y la sensualidad volcánica emergía siempre elegante el humor con marca de la casa. Sólo una vez Hitchcock renunció al suspense, y fue para firmar una comedia: "Matrimonio original".

El género le acompañó casi siempre: despuntó por primera vez en "39 escalones", se vistió de sofisticación en "Atrapa a un ladrón" y despidió su cine en "La trama". Desapareció en cambio, en sus títulos más incomprendidos: "Falso Culpable", "Yo confieso" y "Atormentada". Hitch innovó en la música, gracias sobre todo a Bernard Herrmann, que rompió los moldes de la música sinfónica del cine clásico. Y para los anales queda el "Qué será, será" interpretado por Doris Day en "El hombre que sabía demasiado". También mantuvo abierto el canal de cine y pintura colaborando con Salvador Dalí para los decorados de "Recuerda" o recurriendo a Edward Hopper para recrear un terror seco por pura taxidermia del motel Bates.

Os dejo el video de la famosa escena de "Psicosis" que supongo que todos habéis visto alguna vez y carteles de algunas de sus películas:




Fuente: Noticia extraída de Fotogramas.es

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